El sufrimiento
Sin miedo
Lo peor de una enfermedad es el miedo a la muerte y al dolor. Lo peor de un problema es el miedo a que no se solucione o a que lo haga mal. Miedo al futuro, siempre. Miedo que nos paraliza, que no nos deja crecer, que nos lleva directamente al fracaso. Tú único enemigo es el miedo que no te deja vivir.
Hay un miedo sano que ayuda a sobrevivir. Es, por ejemplo, el miedo a los animales salvajes o a los terremotos. Pero no es a este miedo al que me refiero ahora, sino al miedo a cosas que no ponen nuestras vidas en peligro, que nos paraliza y provoca gran sufrimiento.
Las personas creyentes pueden vencer su miedo amparándose en la fe y la confianza en la Vida. Las no creyentes lo conseguirán trabajando la autoestima y la confianza en sí mismos. Enfrentarse al miedo es siempre una cuestión de amor y confianza.
Sabrás que has vencido tus miedos cuando mires al futuro con optimismo y esperanza. Algo que alivia cualquier sufrimiento.
Vuela alto, no te rindas
El título de este artículo es parte de la letra de una canción que he escuchado hace un rato. Bonita. No te rindas, de Alex Ubago.
A mí me sirve de inspiración. Tiene que ver con el tema de estos artículos, el sufrimiento, porque en la adversidad no debemos abandonarnos, hay que seguir adelante, soñar, volar muy alto.
Entiendo que lo que propongo no es fácil. Hablo de soñar en pleno sufrimiento. Pues sí. Soñar consuela, ayuda a luchar contra el dolor, sea este moral o físico, porque soñar abre la puerta a la esperanza. Ten metas y objetivos, proyectos, personales y profesionales, en todas las etapas de tu vida, da igual que predomine el bienestar o el sufrimiento. Sueña.
Reserva un espacio para la esperanza en tu vida. No te rindas.
El camino del sufrimiento
La Vida ofrece muchos caminos de desarrollo personal y el sufrimiento es uno de los más eficaces. Todos lo recorremos en algún momento. Aprendemos mucho con el sufrimiento. A mí me ha enseñado a ser optimista, porque salía ilesa de todas las crisis, a confiar en la Vida, a vencer al miedo.
Pero no estamos solos en este camino. A veces, cuando los amigos y la familia no entienden lo que estamos viviendo, tan sólo nos queda la compañía de nuestros más encarnizados enemigos. Me pregunto si realmente son encarnizados. Durante mucho tiempo lo consideré así. Ahora creo que son colaboradores. Me explico. Creo en las reencarnaciones y sospecho que, antes de cada vida, pactamos retos y colaboraciones con otras almas que van a compartir este camino. Puede que me hiciera falta confiar en la Vida y haya recibido ayuda. Gracias.
Con esto no justifico la injusticia ni apruebo lo que, sin duda, son errores, solamente indico que las apariencias engañan.
Una cosa más. Cuando una situación se repite muchas veces la experiencia me dice que las repeticiones se deben a que todavía no hemos aprendido todo lo que la Vida quiere enseñar y ella está dispuesta a darnos todas las oportunidades necesarias. Es una maestra paciente.
Confiar en la Vida
Para aliviar tu sufrimiento te propongo algo que va mucho más allá de la fe:la confianza en la Vida.
Podemos tener fe y temer a Dios. Cuando escribo Dios puedes entenderlo como Dios, Vida, Universo... Tú sabrás qué palabra deseas utilizar. Yo tengo fe pero no temo a la Vida, Yo confío. Sé que la Vida quiere lo mejor para mí, que sea mi versión más evolucionada y que aprenda a vivir. Eso implica confiar en la Vida, sentir que la Vida nos ama, a todos, también a ti, y aceptar que el sufrimiento forma parte de la vida y es necesario para crecer.
Lo hermoso de confiar en la Vida es que alivia el dolor porque el miedo desaparece.
Pero, cómo confiar, ya lo sé, no hay una fórmula mágica. Yo aprendí pasando miedo, es decir, sufriendo. Cuando llegue el dolor pide ayuda a la Vida, reza, medita, repite mil veces que confías en la Vida, que la Vida nos ama. Escríbelo en forma de afirmaciones positivas. Copia estas afirmaciones. Reflexiona que el sufrimiento te enseña a ser tu mejor versión. Da resultado. Y, cuando la crisis haya pasado, dale las gracias a la Vida. Acostúmbrate a pensar que lo has superado porque la Vida te ha amparado. Soy sincera al decirte que a mí me funciona. Pruébalo.
Confiar en la Vida significa encontrar la paz de espíritu y vencer al miedo. Eso implica el alivio de cualquier tipo de sufrimiento. También del dolor físico.
Entender el sufrimiento
Todos sufrimos, pero nos cuesta aceptar que el sufrimiento forma parte de la vida. Este es un mundo de opuestos -arriba y abajo, dentro y fuera, alegría y tristeza- y a nosotros nos da rabia admitir que para experimentar el bienestar hay que saber compararlo con el sufrimiento. Lo mismo sucede entre el dolor y el placer. Cuando dices que estás agusto te estás comparando con momentos en que no lo estabas tanto. Sin esta comparación no existirían ni la alegría ni el bienestar ni la felicidad.
Hay etapas de la vida en que el sufrimiento está muy presente. Hay otras en que predomina el bienestar, pero ambos, sufrimiento y bienestar, suelen alternarse. Además ya se sabe que cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Comparamos y ni siquiera somos objetivos.
Lo que yo te propongo es que, a pesar de la alternancia entre bienestar y sufrimiento, luches por tu felicidad, que evites mirar al pasado con añoranza y al futuro con miedo. Acepta el presente, aquí y ahora, como un regalo. Hay días que toca reír y días que toca llorar. Vívelos sin exageraciones. No conviertas tu existencia en una montaña rusa.
Actitud combativa
Dicen que lo que nos sucede depende de nuestros pensamientos y emociones. Yo así lo creo. Sin embargo la gran mayoría de nosotros no somos capaces de controlar conscientemente la realidad. Si pudiéramos elegir, no sufriríamos.
No elegimos conscientemente lo que nos pasa, pero lo que sí podemos elegir es nuestra actitud. Tú eliges cómo te lo tomas. Hay muchas opciones. Y yo te propongo una actitud combativa. Planta cara.
Te sugiero que estés dispuesto a hacer de todo para aliviar tu dolor. Si la causa es una enfermedad, sigue los consejos del médico y el tratamiento, pero no te quedes ahí. Si alguien te aconseja meditación, o yoga, o paseos por la playa para curarte, y a ti te parece razonable, hazle caso. Si tu problema es la soledad, no te quedes en casa a llorar porque estás solo. En los ayuntamientos, por las tardes, organizan todo tipo de cursos, desde informática hasta idiomas pasando por manualidades, bordado, yoga, risoterapia. Al menos en España es así. Y puedes conocer gente interesante en estos cursos. Vivo en Mallorca y, cuando murió mi perro, mi madre y yo nos apuntamos a excursiones por la isla para turistas. En lugar de llorar en casa, paseábamos. Podría ponerte muchos ejemplos más, pero creo que ya me entiendes.
Muchas veces el sufrimiento es inevitable, no te deja vivir, lo sé. Pero siempre puedes hacer algo que lo alivie un poco, aunque solamente sea buscar la compañía de tus seres queridos.
Mañana más.
Convivir con el sufrimiento
Muchas veces el sufrimiento nos impide estar genial. Nadie puede sonreír con un dolor de muelas. Y si lo hace es que probablemente pasa algo raro, o un problema mental o una emoción tan fuerte que el dolor desaparece momentáneamente. Lo habitual ante el malestar es quejarse y está bien que lo hagas, pero en este blog voy a darte recursos para que no te abandones al dolor, para que lo mantengas a raya. Me refiero tanto al dolor físico como al sufrimiento causado por los problemas de la vida.
Los médicos hablan de aprender a convivir con el dolor, pero si les preguntas cómo, les pones en un aprieto y recurren a los calmantes. A mí que existan los medicamentos me parece maravilloso pero creo que tenemos muchos más recursos. De eso trata este blog.
Plantéate si quieres mejorar tu calidad de Vida. No todo el mundo quiere. Para muchos el dolor es útil, sirve para quejarse, para conseguir mimos o como excusa para pasar el día en la cama. Yo no te voy a pedir que seas un héroe, si te encuentras mal o sí tienes ansiedad, sigue cuidándote, pero si quieres plantarle cara a tu malestar, o a tus problemas, sigue leyendo este blog. Mañana más.